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Una norteamericanización a la italiana

Una norteamericanización a la italiana


El acercamiento entre Giorgia Meloni y Donald Trump o el deseo de reanimar algún sucedáneo de un Plan Marshall extinto.


Por Ana Arzoumanian


Durante semanas, en plena provocación de diversos líderes en miras hacia una guerra comercial entre Estados Unidos y Europa, la primera ministra italiana Giorgia Meloni mantuvo un perfil silencioso, sin afirmarse del todo contra las medidas de Trump. Meloni tuvo un encuentro en Washington con Donald Trump a mediados de abril y luego recibió al vicepresidente de los Estados Unidos, J.D. Vance, en Roma. Y en las últimas semanas solo se limitó a pedir “calma” ante lo que considera un “error” del presidente estadounidense.


Su posición fue, claramente, no promover una fractura en el bloque occidental. La visita a Washington es un paso más adelante en relación con la posibilidad o con el deseo de acordar con los norteamericanos.


Uno de los países del conjunto europeo más expuestos en relación con la ofensiva de Trump y su guerra comercial global es Italia. Frente a la pausa arancelaria impulsada por Estados Unidos se ha abierto una posibilidad de algún acuerdo y Meloni pretende tomar cartas en el asunto. Sin embargo, si los resultados no son los esperados, la mandataria italiana podría ser el blanco de las críticas sobre su fallida lealtad hacia Europa.


Hoy, la realidad política se expresa a través de los modos estéticos. La filóloga española Aurora Conde analiza la belleza romana en composición con las manifestaciones artísticas como respuesta al momento histórico. La dolce vita, de Fellini, muestra una Roma rica, banal y sensual, contemporánea al boom económico o el milagro económico italiano, una fase de la historia que provocó una rápida expansión en un proceso de modernización debido a la ayuda norteamericana del Plan Marshall.


La película de Sorrentino, La grande bellezza, responde de modo surrealista e irónico a esa influencia norteamericana que se traduce en un surrealismo “norteamericanizante” de concebir lo italiano. De la superabundancia barroca a la sobreproducción de signos del semiocapitalismo, o “miamificación”, como viajar a Washington para lograr que Italia funcione según los parámetros de sus diseños vitales.


Si en Fellini el final es abierto, en Parthenope, la nueva película de Sorrentino, la elección del personaje es una interpretación sobre las capas que conforman la mítica Italia, entre ellas, Estados Unidos. Giorgia Meloni invita a Trump a los funerales del papa Francisco en un entendimiento dialógico que forma parte del núcleo de la producción.


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