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Embarazo adolescente: ¿un problema médico o económico?

Columnistas

Embarazo adolescente: ¿un problema médico o económico?

Mabel Bianco

El embarazo adolescente es un fenómeno frecuente en Argentina y América Latina y el Caribe. Se refiere a las niñas menores de 19 años, y se clasifican en dos grupos: las que tienen 15 o más años y las que tienen menos de 15, llamadas "precoces", que son producto de abuso sexual, ya que a esa edad no pueden dar su consentimiento.

Los riesgos para la salud aumentan cuanto más temprana es la edad del embarazo. Las niñas menores de 15 años enfrentan mayores complicaciones en su salud y en la de sus hijos. Además, suelen abandonar la escuela, lo que afecta gravemente su futuro laboral, ya que solo pueden encontrar trabajo en el sector informal o en puestos de baja productividad con salarios míseros. Esto las lleva a superar la pobreza de sus familias, pero a un alto costo personal.

Los embarazos precoces también tienen un impacto social negativo, ya que las niñas dejan de realizar actividades propias de su edad, como hacer deporte o salir con amigas, y suelen convivir con hombres mayores. Esto último aumenta el riesgo de nuevos embarazos y de violencia doméstica. Además, asumen tareas de cuidado no remuneradas, como el cuidado de sus hijos y de otros miembros de la familia de su pareja.

Pero los efectos del embarazo adolescente no se limitan al ámbito individual o social, también tienen un fuerte impacto económico. La escasa escolaridad de las niñas madres hace que pierdan productividad, y la maternidad precoz aumenta los gastos en salud. También se pierde recaudación fiscal debido al nivel de pobreza de estas familias, que consumen y gastan menos, lo que se refleja en menos ingresos por IVA y otros impuestos.

Según el Fondo de Naciones Unidas para la Población y el Desarrollo (UNFPA), Argentina pierde alrededor de 568 millones de dólares al año debido al embarazo adolescente, mientras que prevenirlo costaría solo 17,5 millones de dólares, lo que representa una excelente inversión a largo plazo. Lamentablemente, el gobierno actual desmanteló el programa ENIA, que había sido un modelo exitoso en la reducción de los embarazos adolescentes en América Latina, despidiendo a los agentes que apoyaban a chicas y chicos en las provincias más pobres.

Los embarazos entre las adolescentes son un problema multisectorial que requiere una intervención integral, que vaya más allá de la esfera médica. Desatenderlo tiene un alto costo económico y social, y es una apuesta perdida al futuro del país.

Fuente: Perfil.com