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Mentiras reales

Mentiras en la política actual

El columnista Damián Tabarovsky reflexiona sobre una nueva forma de mentira en la política. Ya no se trata solo de prometer más de lo que se puede cumplir, sino de presentar como verdad algo que no existe. Una práctica que parece estar en ascenso y que modifica la tensión entre verdad y política.

La mentira política tradicional

Históricamente, las promesas electorales han sido una especie de contrato moral entre los candidatos y el pueblo. Se promete una "revolución productiva", un "salariazo" o más opciones de transporte, y lo que se recibe muchas veces es algo muy distinto. Ese hiato entre lo prometido y lo cumplido parece ser parte de la rutina democrática.

La nueva mentira: lo virtual sobre lo real

Pero algo nuevo parece estar sucediendo en el panorama político. Como ejemplo, el gobierno de la ciudad, encabezado por el primo de Macri, publicita una nueva línea de subte, la línea F, que conectaría varias zonas de la ciudad. Cualquier persona que vea estos avisos, podría pensar que se trata de una obra ya inaugurada. Sin embargo, la línea F no existe, ni siquiera está en planes. Es solo un proyecto que ni siquiera ha sido licitado. Se presenta como real algo que es completamente virtual.

Lo mismo sucede con la publicidad del túnel vehicular y anillo peatonal sobre Figueroa Alcorta. La propaganda muestra una obra terminada, pero en la realidad, ni siquiera ha comenzado. Estas imágenes generadas por inteligencia artificial son presentadas como si fueran verdaderas, modificando así la percepción de lo real.

Las consecuencias

Esta nueva forma de mentira es peligrosa, porque altera la tensión entre la verdad y la política. Al dar primacía a lo virtual, se cambia la experiencia cotidiana de las personas, que saben que ninguna de esas "novedades" forman parte de su realidad. Es un intento de modificar el estatuto de lo real, que puede tener graves consecuencias en la percepción de la verdad.

Además, esta práctica parece ser un indicio de una tendencia cada vez más fuerte, en la que lo virtual y las imágenes generadas por inteligencia artificial, se imponen sobre la experiencia directa. Un fenómeno que se ve potenciada por las redes sociales y que merece una profunda reflexión crítica.