
Repetición de la historia
Florencia Sichel, en una reflexión intimista sobre el paso del tiempo y la percepción de la adultez, invita a cuestionar los mandatos sociales y las expectativas que se forman sobre la vida adulta. En un mundo en constante cambio, ¿qué significa realmente ser un "adulto"? ¿Es un estado al que se llega en un momento determinado de la vida o es un proceso continuo y cambiante?
El conflicto interno
La autora comienza relatando una película de su adolescencia, "Los educadores", que muestra un enfrentamiento entre jóvenes anarquistas y un hombre de edad avanzada. En este contexto, se pregunta si su anhelo por una vida estable y ordenada la convierte en una persona "sin corazón".
Sichel expresa su disconformidad con la idea fija de que existe un camino único y recto hacia la adultez. Este camino estaría marcado por logros como el matrimonio duradero, el trabajo estable y la vida familiar tradicional. La realidad, sin embargo, es más compleja y nuancada.
La generación de cristal y sus desafíos
La autora amplía el concepto de "generación de cristal" más allá de su significado estricto, incluyendo a los millennials y centennials - personas entre 30 y 40 años - que enfrentan desafíos similares en un mundo en rápida evolución. Se pregunta por los mandatos sociales que pesan sobre ellos y cómo estos afectan su percepción de sí mismos.
El concepto de adultez, según describe, parece estar atado a un ideal de seriedad, prolijidad y orden. Quienes no se ajustan a este molde son vistos como inmaduros o inestables. Pero, ¿es esto realmente un reflejo de la realidad actual?
La vida en las grandes ciudades
El estilo de vida en las grandes ciudades, combinado con la inestabilidad política y económica, presenta nuevos desafíos diarios. La precariedad laboral, los sistemas de cuidados deficientes y las preocupaciones constantes parecen alejarse del ideal de una vida adulta sin preocupaciones. La autora reflexiona sobre cómo estos factores influyen en su percepción de la adultez.
A pesar de las responsabilidades que conlleva su vida cotidiana, Sichel no se siente del todo adulta. Este sentimiento de disonancia parece ser una característica de nuestra época, donde los roles tradicionales se diluyen y las expectativas deben ser reevaluadas.
El paso del tiempo y la percepción personal
En un ejercicio de introspección, la escritora evoca su infancia y se pregunta qué pensaría la Florencia niña si pudiera verla ahora. También reflexiona sobre la importancia del presente y cómo los eventos cotidianos, por más pequeños que sean, conforman nuestras vidas.
Concluye invitando a una reflexión sobre la naturaleza cambiante de la adultez y la necesidad de liberarse de expectativas rígidas y heredadas. La vida, entonces, no sería una carrera hacia un destino fijo, sino un viaje de descubrimientos continuos.