
Tamarit: "Este gobierno va en la dirección contraria, la de destruir el conocimiento"
El exdecano de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba (Famaf) Francisco Tamarit, conversó con Perfil sobre el presente y el futuro de la tecnología y la ciencia en Argentina. Según su perspectiva, el país está en peligro de quedar fuera del mapa del conocimiento a causa de las políticas gubernamentales actuales.
La primavera de la IA
Argentina, especialmente Córdoba, ha sido pionera en América Latina en la investigación universitaria sobre Inteligencia Artificial (IA) desde la década de 1980, según explica Tamarit. "En aquellos años eran grupos académicos que hacían temas extremadamente sofisticados", recuerda el exdecano, y agrega que, en paralelo, el sector privado también se fortaleció y hoy la empresa más grande del continente en IA es argentina.
A pesar del potencial nacional en este campo, el entrevistado advierte que falta un proyecto claro de los gobiernos sobre el sentido geoestratégico de estas tecnologías. Además, lamenta que Argentina no logre aprovechar su expertiz para construir sociedades más justas.
Desprecio gubernamental
Para Tamarit, el gobierno actual "va claramente en la dirección contraria" del progreso tecnológico y científico. Acusa al gobierno de ejecutar un plan de desmantelamiento de instituciones vinculadas al desarrollo tecnológico y científico y afirma que "nos están dejando fuera del mapa del conocimiento".
El académico también expresa su preocupación por la exclusión de los intelectuales en las políticas actuales, que considera una "ejecución bien orquestada" y un "desprecio profundo por la Universidad". Y sentencia: "Es paradójico que un gobierno que se autopercibe como admirador de las tecnologías al mismo tiempo sea un destructor de todo el conocimiento que le da sostén a la tecnología"
Un futuro incierto
Tamarit concluye pintando un panorama poco alentador: "La deriva política actual pone en peligro el capital que llevó décadas construir". Y advierte que la falta de apoyo al desarrollo científico y tecnológico condena al país a un papel secundario en la era de las transformaciones tecnológicas más profundas de las últimas décadas.