
Se terminan las facultades delegadas en el gobierno de Javier Milei
El próximo martes 8 de julio vencen las facultades delegadas que le fueron otorgadas al Poder Ejecutivo por el Congreso en junio de 2024, esto significa un antes y un después para el gobierno de Javier Milei que deberá gobernar sin los poderes especiales que le permitían legislar vía decretos en cuatro áreas específicas.
El fin de los "superpoderes"
Con el fin de las facultades delegadas, el gobierno pierde un instrumento clave para llevar adelante su política de austeridad y recortes en el aparato estatal, que le permitió echar a más de 52 mil empleados públicos y cerrar decenas de áreas que consideraban innecesarias.
A pesar del optimismo del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, que dirige Federico Sturzenegger, quienes aseguran que el trabajo de reformas más importantes ya fue realizado, lo cierto es que se avecina un panorama incierto para el oficialismo, que ve como su margen de acción se reduce considerablemente.
Tensiones con los gobernadores
El conflicto con los gobernadores por el manejo de los fondos destinados al mantenimiento de las rutas nacionales, es uno de los temas más delicados que enfrenta el gobierno nacional. Los mandatarios provinciales reclaman que el Estado se haga cargo del mantenimiento de las rutas, mientras que desde la gestión Milei se desfinancia y ajusta el área correspondiente.
La falta de respuesta del gobierno nacional crispa cada vez más a los gobernadores, que ven con preocupación el deterioro de las rutas, y que además enfrentan una fuerte oposición en el Congreso, donde el oficialismo pierde capacidad de maniobra.
La situación se complica aún más con las fuertes críticas internas que enfrenta el gobierno, que se reflejan en el Congreso con una oposición cada vez más dura. La división dentro del oficialismo podría generar alianzas inesperadas en el legislativo, que podrían torcer los planes de Milei.
El desafío de gobernar sin "superpoderes"
El gobierno de Milei ingresa en una nueva etapa, en la que deberá afrontar los desafíos de gobernar sin las facilidades que otorgaban las facultades delegadas. La pérdida de estos poderes especiales pone en evidencia la capacidad real de negociación y gestión del ejecutivo, que hasta ahora había contado con herramientas excepcionales para llevar adelante su agenda.
El futuro inmediato muestra un panorama político complejo, en el que el gobierno deberá encontrar nuevas formas de acordar con los distintos sectores políticos y sociales, o de lo contrario, enfrentar una oposición cada vez más fortalecida.