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Milei gobierna sin facultades

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Se terminan las facultades delegadas y Milei deberá gobernar sin poderes especiales

El fin de los poderes especiales de Javier Milei

El próximo martes 8 de julio vencen las facultades delegadas que le fueron otorgadas al Poder Ejecutivo por el Congreso de la Nación. El gobierno de Javier Milei se prepara para gobernar sin los poderes especiales que tuvo durante un año y comienza a planificar las reformas pendientes, mientras evalúa cómo manejar su relación con los gobernadores, que se encuentra en un momento crítico.

El balance de un año de facultades delegadas

El Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, a cargo de Federico Sturzenegger, considera que el trabajo más importante ya fue realizado, aunque reconoce que aún queda mucho por hacer. Según fuentes oficiales, las facultades delegadas solo alcanzaron al 5% de las desregulaciones realizadas en el último año.

En las próximas 48 horas, el ministerio presentará un informe detallado con los ajustes implementados gracias a esos poderes especiales. Entre ellos, se destacan la reforma en la Agencia Federal de Inteligencia, la venta de inmuebles del Estado, la modificación de la ley de Alquileres y la reforma del régimen del empleo público.

Uno de los puntos más resaltantes del balance será el drástico achique del Estado, que según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), despidió a 52.340 empleados públicos entre noviembre de 2023 y mayo de 2025. A esto se suma la negativa a renovar contratos, lo que implica una caída del 15,2% del empleo público.

Los últimos ajustes antes de que venza el plazo

En las últimas horas de facultades delegadas, el gobierno nacional tiene previsto realizar ajustes en el Instituto Nacional de Vitivinicultura, consolidar la fusión del Ente Nacional Regulador de la Electricidad y el Ente Nacional Regulador del Gas, y reducir a la mitad la Dirección Nacional de Vialidad.

Estas medidas buscan, según el oficialismo, eliminar duplicaciones de funciones y estructuras innecesarias. Sin embargo, generan tensión con los gobernadores, especialmente la reestructuración de Vialidad, que desata el enojo de los sindicatos viales.

Los mandatarios provinciales reclaman que el Estado se haga cargo del mantenimiento de las rutas nacionales, mientras que el gobierno nacional desfinancia este área y planea seguir recortándola. La falta de respuesta de la Casa Rosada crispa cada vez más a los gobernadores, que amenazan con presentar proyectos de ley que el oficialismo no podría bloquear.

La pulseada con los gobernadores

La relación con los gobernadores es una de las preocupaciones principales de la gestión Milei, que reconoce la importancia de recomponer el vínculo para evitar sobresaltos institucionales. Las diferencias son cada vez más marcadas, especialmente por la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional y el impuesto a los combustibles líquidos, que son clave para el mantenimiento de las rutas.

Mientras una ala del oficialismo, liderada por Santiago Caputo, busca evitar el enfrentamiento directo con los mandatarios provinciales, otra liderada por Eduardo y Martín Menem, junto a la secretaria general de la presidencia, Karina Milei, apuesta a desafiar a cada gobernador en su territorio.

Esta última estrategia genera fuertes críticas internas, ya que se considera que no fue una buena idea la consigna de "pintar el país de violeta". Los choques con los gobernadores podrían generar una oposición dura en el Congreso, que podría aliarse con el kirchnerismo para bloquear iniciativas o incluso avalar leyes contrarias a los deseos del Ejecutivo, algo que la Rosada no sabe cómo manejar.

Ante este panorama, el tiempo se agota y el gobierno de Milei deberá ingeniárselas para gobernar sin los superpoderes que tuvo durante un año y enfrentar los desafíos que se avecinan con un Congreso cada vez más hostil.